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  1. Quemando Inviernos

    miércoles, 12 de mayo de 2010

    Cuando bebo de tus manos mujer, el agua que me llena de vida, los ríos y los mares fluyen dentro de mí, para anclarme en lo profundo de tu alma como una estrella a la luna, naufrago de tus sueños, cautivo de mis ilusiones, te arrullo con mis cantos  y  suplico ante tus labios, labios de ola en tus oídos, marejadas de risas y coral en mis manos.

    Cuando arranco mujer el trigo de tus pechos das vida a mi hambre y a mis sueños que gritan en montañas de ilusiones tu nombre, mi nombre, labro tu cuerpo con mis manos hechas de tierra, llenas de vida, llenas de ti, siembro luceros en tus ojos y olas en tu vientre y me entrego a tu amor.

    Cuando acaricio mujer tus cabellos como el viento y sacudo tu memoria en girones de azucenas y soplo incontrolable cubriéndote de norte a sur recorriendo cada rincón de tu alma y rozando cada espacio de tu piel  gritas mi nombre para que no te escuche, para que no me caye, para que no me oigas y en este silencio de aire y de susurros escuches el latir de este corazón, loco, desbocado siguiendo como un loco tu latido.

    Cuando el fuego mujer invade tus sentidos y te pierdes en mis brazos y me abrazas con locura, y te estrecho entre mis soles y te guardo con recelo, no me pidas que me vaya, no me pidas que me quede, te entrego mi calor, me fundo en tus cabellos olvidándome de mí,  galopo en tus venas alejándome de ti, para perderme eternamente en tu ser y grabarme como el hierro incandescente en tu alma, sin dolor, sin sufrimiento, solo mi calor que derrite tus inviernos.




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por falta de palabras